Pérgolas de madera

MATROSA no solo le ofrece una amplia selección de modelos y tamaños, sino que también puede diseñar sus pérgolas sin limitaciones, a medida y siguiendo sus especificaciones exactas.

Puede dejar que su imaginación vuele libremente para crear su espacio perfecto al aire libre. Tanto nuestros diseños personaliza­dos como las modificaciones sobre modelos de catálogo son tan eficientes y prácticos como un kit estándar. Nos adaptamos a su área de proyecto a la perfección, a sus preferencias de estructura, postes, vigas, viguetas y acabados hasta cumplir con el aspecto y los requisitos estructurales que necesita, manteniendo el estilo y una calidad inmejorable.

En MATROSA somos especialistas en madera. Para noso­tros lo más importante es proporcionar un material durable, estable y estético. La viga de abeto laminado es una opción ase­quible, resistente y con múltiples beneficios como la protección del medio ambiente y sostenibilidad, la estética, la durabilidad, la preci­sión y la alta resistencia a bajo volumen.

Sí el entorno lo requiere o prefiere una madera con un plus en protección le podemos ofrecer madera tratada. El tratamiento evita a los agentes que provocan la degradación de la madera y la protegen de la humedad.

Puede proporcionarnos su propio diseño, o dejar que nuestro personal le ayude con la estructura de su proyecto. Contamos con varias máquinas de control numérico que nos permiten realizar cualquier trabajo, desde un sencillo mecanizado de anclaje hasta regatas y fresados curvos, cantos redondeados, etc. Nuestra tecnología exclusiva ofrece un incomparable nivel de perfección.

Si lo que busca es una opción rápida y no tiene requisitos específicos de medidas las pérgolas de este catálogo son la respuesta. Estas pérgolas vienen con las piezas cortadas a medida y mecanizadas para garantizarle una construcción sencilla. Este catálogo contiene gran gama de estilos seleccionados según las tendencias actuales y dispone de una gran variedad de modelos y tamaños.

Las pérgolas en exterior requieren un manteni­miento para conservar su belleza original. Según su ubicación tendrá que ser tratada con regularidad para mantenerla protegida de las inclemencias del tiempo. Si no se mantiene correctamente, la madera podría deteriorarse, sin embargo, si se cuida correctamente podrá disfrutar de su pérgola de madera durante muchos años.

Las dimensiones y función de estas estructuras únicamente dependerán de la combinación de elementos que se elija. Cualquiera de estas instalaciones tamizará la luz de forma agradable, regulará el paso de la brisa creando ambientes frescos y extremadamente confortables.

En primer lugar, hay que decidir si nuestra pérgola va a ir adosada a un muro o si va a ser una estruc­tura independiente. En el primer caso la estructura será muy útil para crear porches cubiertos sin necesidad de obra o zonas de sol y sombra, difíciles de conseguir con una estructura de obra. En el segundo caso, queremos una estructura independiente de nuestra vivienda. De esta forma daremos un uso a otras zonas de la casa, consiguiendo la misma utilidad que en el caso de que adosemos la pérgola a un muro.

La estructura base de una pérgola está formada por unos apoyos verticales que se llaman pilares y por una estructura horizontal que corresponde a las vigas. Una pareja de vigas se une a cada lado del pilar en sus extremos. Varias parejas de vigas y sus pilares correspondientes formarán la mencionada estructura base, sobre la que colocaremos los travesaños, en sentido perpendicular. Normalmente el sistema es modular, lo que permite sucesivas ampliaciones en ancho. Estas ampliaciones se denominan extensiones. Por lo tanto, una extensión es el espacio creado entre una pareja de vigas y la siguiente. Nuestra pérgola puede estar formada por cuantas extensiones queramos.

El ancho es una medida muy importante, sobre todo en el caso de que la pérgola vaya adosada a un muro, ya que corresponde al espacio que vamos a ocupar de éste. El fondo es la medida a la que queremos llegar, perpendicular a la anterior. Los pilares de una estructura necesitan un anclaje seguro. Si nuestro pavimento es fuerte, se pueden anclar al suelo. En el caso de que debajo de donde queramos atornillar los pilares exista algún tipo de edificación (por ejemplo, otro piso), será imposible proceder al anclaje anteriormente descrito, ya que corremos el riesgo de romper la tela asfál­tica impermeabilizante que existe debajo del pavimento en este supuesto.

Entonces, tenemos dos posibilidades: Podemos anclar los pilares a un muro, a una barandilla de obra, es decir un anclaje lateral. En segundo lugar, pode­mos anclar los pilares a jardineras de madera. Éstas nos proporcionan una base pesada y amplia en la que atornillar nuestros pilares. Por otro lado, si queremos colocar la pérgola en el césped, anclaremos la estructura a unas zapatas de hormigón o cemento.

La cubierta es un elemento importante de la pérgola. Dependiendo de la orientación y el posible uso que se le vaya a dar, podemos elegir entre diferentes posibilidades: teja asfáltica, placas de imitación teja, toldos, cañizo o brezo (que tamice la luz y nos proporcione una sombra más fresca), tablones de madera machihembrados, placas de policarbonato…

La altura de nuestra pérgola es un factor importante por­que de ella depende gran parte del resultado. Una pérgola excesivamente alta no nos va a proporcionar la ansiada sombra. Por el contrario, si es demasiado baja, no nos va a proporcionar un lugar relajante y fresco puesto que no habrá movimiento de aire. Si por las dimensiones especiales de largo y ancho de nuestra estructura deseamos alturas superiores, también es posible, puesto que hay pilares de cualquier medida. No obstante, la pérgola admite otros cambios. Se puede modificar la sección de uno, varios o todos los elementos de nuestra pérgola. Lo fundamental es mantener las proporciones. Lo más acertado será diseñar las nuevas secciones a partir de las secciones estándar, respetando la proporción entre vigas y travesaños.